viernes, 11 de junio de 2010

¿Qué hubiese hecho usted? El crimen y la ignorancia en EL LECTOR de Bernhard Shlink.


“El Lector” es una novela que, segun su autor, es altamente autobiográfica. Narra la poco convencional historia de amor entre Michael y Hanna a lo largo de sus vidas, historia que comienza cuando el jóven solo contaba con 15 años y ella 36, en una Alemania post Segunda Guerra Mundial. La historia se convierte en casi una excusa para tocar varios temas, como el amor, la ética en la justicia, el conflicto de generaciones debido a la guerra, entre otros. Pero el elemento que atrae más la atención es que aquella mujer, juzgada por crímenes de guerra nazis, es analfabeta. ¿Puede su ignoracia hacernos entender su manera de actuar y de alguna manera justificarlo?
Para comenzar, en la primera parte del libro conocemos a un jóven Michael y su relación con aquella misteriosa mujer mayor. Esta relación significa el despertar sexual del adolescente y, siendo bastante asimétrica, tiene un ritual fundamental: la mujer le pide siempre que, antes del encuentro amoroso, le lea un fragmento de alguna novela. Esta es la primera pista para llegar a la conclusión de que es incapaz de leer o escribir pero su amante no le da gran importancia ya que simplemente lo ve como un precio a pagar para que la relación continue y se sostenga. Para el “chiquillo” es un ejercicio natural y que no involucra un gran esfuerzo. Hanna, un día, simplemente desaparece.
El siguiente encuentro es un circunstancias completamente diferentes. Michael, como estudiante de derecho asiste a los controverciales juicios a los crímenes de guerra cometidos durante el régimen nazi. Para su sorpresa, se encuentra con su antigua amante como acusada de haber sido guardiana en un campo de concentración y al haber habido un incendio donde los prisioneros dormían, no haber abierto la puerta. Las interrogantes inundan la mente del estudiante y del lector inmediatamente: ¿Qué motivos llevan a aquella mujer que se nos mostraba tan humana a cometer aquellas atrocidades? Se contradice la imagen llena de amor que conocíamos con lo que podríamos denominar alguien desalmado.
Esta novela fue criticada negativamente por expertos como Jeremy Adler, que afirman que simplifica los crímenes nazis, lo que podría interpretarse como una falsificación histórica. Pero, más que simplificarlos, les da otro nivel de profundidad real: las historias de los mountros que con sus acciones impactaron todo un planeta. Seres que, antes que todo, son humanos. El hecho de que se muestren a través del relato como lo que son, con todas las características que aquello conlleva, no necesariamente los justifica. Por lo tanto, no se puede hablar de “falsificación histórica” ya que en ningún momento se niega lo horrible de lo cometido (hasta conocemos con espanto los detalles de las muertes del incendio), simplemente se le agrega la dimensión humana del criminal.
Durante el juicio, mediante diferentes hechos, se sabe lo que es central en el asunto: Hanna, aquella fuerte mujer, es analfabeta, lo cual le causa una enorme veguenza. Si tuviese valor para decirle al juez aquello, su pena sería menor ya que la acusación contempla un documento que se le atribuye. Michael sabe aquello y carga con una gran responsabilidad: explicarle el asunto el juez haría más liviana la pena del amor de su vida, pero la contradicción es que, a pesar de aquello, sabe que lo que hizo fue horrible y debe ser castigado severamente. El dilema moral es aquel: ¿decidir por ella para darle lo que cree mejor para su bienestar o dejae que ella tome las riendas de su destino? Finalmente, le da a ella el poder de decidir. Hanna no le dice a nadie que no sabe leer: trágicamente acepta su destino, su mentira vuelta atrás maneja su vivir. Pero, ¿es aquella verguenza tan grande que hace que sacrifique su libertad? El analfabetismo es como una discapacidad en una sociedad de lenguaje, limita la manera en que uno enfrenta al mundo. Las oportunidades se disminuyen, por ejemplo, para conseguir empleo y la vida se convierte en una lucha por esconderlo. Según el autor:”Los analfabetos sienten tanta verguenza que hacen todo tipo de cosas para ocultar su condición, como comprarse el diario cada mañana y sentarse a hacer que lo leen.” Hanna se vuelv euna mujer víctima de su secreto.
Conociendo su ignorancia y verguenza, uno empatiza con la mujer en algún nivel y hasta la ve como víctima de su condición. El lector siente que se le está juzgando injustamente, pero por otro lado piensa que debería cumplir una larga pena. Caemos nuevamente en la contradicción que asedia a Michael: la dualidad de una causa entendible y un crimen mayor desconcierta. ¿Será como dijo Balzac:”La ignorancia es la madre de todos los crímenes”? Tomándolo de esa manera, podemos comprender el enlistamiento y trabajo de Hanna. ¿Pero fue de esta manera en todos los crímenes similares? La posibilidad de que toda aquella generación (posteriormente en conflicto con las que la siguieron) haya sido simplemente ignorante aparece. ¿Es posible comparar el caso de la mujer a todo aquel que fue ciego, mudo y sordo ante lo que sucedía? Este conflicto se plantea de esta manera en el texto, mientras uno la juzga (un personaje humano y hasta querible al mostrarnos su faceta más íntima) uno debería juzgar a aquella generación verdugo, pero cuesta creer que en todos los casos la historia haya sido así. ¿Pudo haber sido el Holocausto producto de una enorme ignorancia colectiva? La ignorancia colectiva de miles de personas que, aunque nos cueste asimilar, son humanos también.
Luego, Hanna es condenada y pasa varios años en la cárcel. En un momento, el ya divorciado y con una hija, Michael, decide empezar a enviarle cintas con libros leídos por él así, de alguna manera, retomando el hábito de su adolescencia. La ya anciana mujer los recibe como un regalo para su alma y decide, de manera autodidacta, aprender a leer y escribir, cambiando su destino y rebelándose contra lo que la determinaba. Así, asume su ignorancia y la supera. De alguna manera, se redime.
El relato termina con el suicidio de la ex-guardiana, poco antes de su liberación. No se explican los motivos y el mismo autor declaró: “Pero no estoy demasiado seguro por qué ella se suicida.” Nos deja la interpretación abierta a varias posibilidades. Su decisión puede ser mezcla de varios factores. En su celda encuentran libros sobre el Holocausto, probablemente al informarse y mirar a los ojos a aquello de lo cual formó parte no pudo soportar la culpa y no creía merecer la libertad que lograría en pocas horas. Probablemente, tampoco soportaba la idea de una existencia condicionada por su antiguo amor, quien sería su soporte fuera del recinto carcelario. Pero lo que más hace sentido es que se había recluído a tal punto que no podía imaginar volver al mundo desde la nueva perspectiva que le otorga su alafabetización. Luego de vivir toda su vida aparentando ser alguien quien no es, supera el obstáculo y debería poder vivir tranquilamente al fin... Pero ese nuevo modo de vivir la agobia, enfrentarse a lo desconocido. Su ignorancia es superada pero no puede borrar el hecho de que la siguió toda su existencia y lo que hizo a causa de aquello. Aunque se redima, esto le abre puertas que la llevan a la culpabilidad y al vacío, por lo tanto, decide terminar con su vivir.
En conclusión, en esta novela movida por la verguenza y por la culpabilidad, podemos ver un ejemplo de como la ignoracia motiva crímeres horrorosos, explorando de manera humana una guardiana de campo de concentracíon alemán. Aunque aprenda a leer, sus crímenes la persiguen. A pesar del ejemplo, queda todavía la interrogante: ¿Fue acaso toda la sociedad alemana “analfabeta” ante lo que sucedía, eran no más que millones de Hanna sin oportunidad?

Por Catherina Campillay

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